nunca dejes de escribir cuando ya no se te ocurra nada

sábado, 21 de enero de 2012

desolada

Soñe algo muy feo (ya estoy comiendo, para que NUNCA se me cumpla). No me acuerdo muy bien como empezaba, pero resultaba ser que estaba con alguien en la casa de este chico en cuestión, pero él estaba muy raro, no quería que me le acerque, que le de besos, una situación que jamás he pasado, con él, claro. Estaba todo tan raro, que de repente se convirtió en una especie de fiesta. Yo tenia que irme a la psicóloga en un horario estrambótico y al laburo. Tenía una almohada, no se por qué, mi almohada amarilla. Vienen un par de amigos míos y de él y unas chicas que se quienes son, y por supuesto, me caen mal. En un momento lo agarro a él y lo llevo a la habitación y le empece a cuestionar todos sus actos, movimientos y a expresarme muy disconforme con todo eso, casi llorando. De repente se acerca una de esas pibas odiosas y trata de darle un beso a él, yo la corro y le tiro una galletita y le digo "con él no! es mío!". Recuerdo que él se me negaba a todo, me decía que no quería besos ni nada por el estilo y a mi eso me partía el corazón.
Pasamos a otro ambiente, a un balcón con colchones, algo raro, sí. Ahí lo abrace, intente besarlo. Algo logré, creo. Sonaba el teléfono, él atiende y me dice "Querés ir a la plaza a jugar a la pelota con Dieguito?" (Dieguito es el hermano de mi amiga Elisa). Aparece en escena Elisa y me dice "Ah, vos vas a venir?". Todo rarisimo.
Estaba en un gran dilema que era avisarle a la psicóloga que no iba y al laburo que tampoco, para irme a jugar a la pelota a la plaza con él, mi amiga y el hermano no me importaban.
Pasamos a otro plano: caminando con él por una avenida de la capital federal, yendo a no se dónde, siento que me caen gotas como si se estuviera por largar a llover. Abro mis ojos y mi gata Gilda estaba metiendo sus manitos en un baso con agua y me salpicaba. Eran esas las gotas del sueño. Me desperté, y con una malisima sensación.
Lo extraño mucho.

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