nunca dejes de escribir cuando ya no se te ocurra nada

martes, 12 de agosto de 2008

el momento más esperado

Bernarda caminaba hacia el río envuelta de una bella manta roja. La luna iluminaba su camisón blanco y sus cabellos dorados. Ella creía estar en un cuento.
Al llegar al río se dió cuenta que todo era realidad y que no sabía cómo salir de ahí.
Sentada en un banco, mirando el río iluminado por la luna llena, Bernarda sintió que algo malo estaba por suceder. De repente su piel se puso pinchuda, los pelos de los brazos estaban erizados y su corazón no paraba de latir.
Él se estaba aproximando.
Ella había tenido un romance con un príncipe, el príncipe del pueblo, llamado Román Antonio Tercero, hijo del Rey de cual su madre estubo muy enamorada cuando era adolescente.
Ese romance duró solamente tres días. Cuando los descubirieron besandose debajo de un puente, cercano a donde ella vivía, el Rey trasladó a su hijo a otro palacio donde reinaba su tío.
Bernarda no lo volvio a ver nunca mas. Pero en ese momento presentía que él podía llegar a acercarse a ella, sutilmente.
La lunea empezó a desaparecer lentamente. Bernarda seguñia sentada en la orilla del río observándola. En ningún momento emitió algún sonido. Ni siquiera gritó el nombre de su amado príncipe.
Al oír un ruido, se dió vuelta para mirar a su alrededor. Las manos de un hombre envolvieron su cuerpo y ella comenzó a gritar enloquecida.
Pero la voz tierna y suave del príncipie la hicieron callar. Detrás de un árbol enorme apareció el prícinipe Román y ella sonriente se soltó de la persona que la estaba agarrando, para correr hacia su amado.
Un disparó interrumpe ese reencuentro. Bernarda cae al suelo con su blanco camisón manchado de sangre. El príncipe corre a ella para sostenerla en sus brazos. Las últimas palabras de Bernarda fueron tristes para el príncipe. Su piel comenzaba a ponerse blanca y sus labios púrpuras. Ella ya estaba muerta.