nunca dejes de escribir cuando ya no se te ocurra nada

lunes, 5 de mayo de 2008

Sara es el amor de mi vida. Nunca estuve tan enamorado de una persona como lo estoy de ella. Es vivaz, auténtica, natural y simple. La relación que tenemos es así: simple, auténtica y natural.
Quiero que llegue. La extraño.
El reloj marca las tres en punto de la tarde. Estoy esperándola en el sillón. Sara ya llega, es muy puntual.
Escucho el ruido de sus llaves, la puerta se abre:
-Hola mi amor, ¿estás en casa?- dice ella al entrar a casa.
-Sí, mi cielo, aquí estoy- respondo con alegría.
-Que bueno! Estoy muy cansada, quiero comer y dormir un rato. Mi cerebro va a estallar en cualquier momento. ¿Querés que cocine yo o preferís hacerlo vos?
-Yo preparo algo rápido así podes irte a dormir.
-Gracias. Voy al cuarto a desvestirme.- me da un beso en la boca y se va para la habitación.
No se qué cocinar. No hay mucho. Abro unas latas de choclo y otras de atún. Corto dos tomates. Pongo todo en un plato hondo. Agrego aceite, sal y aceto balsámico. Descongelo en el microondas dos milanesas de soja. Las frió en una sartén. Termino y llevo todo a la mesa del comedor. Llamo a mi amor:
-Sara!! Ya esta la comida servida en la mesa.-. No responde. Insisto:
- ¿Linda?, ¿estás despierta?.- Camino al cuarto y veo a Sara acostada en la cama con sus ojos cerrados y su cuerpo doblado como un bichito bolita. Es estupenda. El pantalón apretujado redondea su cola, me excita demasiado. Me acuesto a su lado y comienzo a tocarme. Al mirar esa cola redondeada, mi pene se pone duro. Me saco el pantalón, bajo el calzón y crecido sale a la luz. Lo acaricio con rápidos movimientos. Deseo largar el maldito esperma y ansío verlo salir en este momento. Manoseo con más velocidad mi pito, hasta lo quiero chupar. Transpiro tanto que mojo la almohada. La mano ya no me da para más, quiero parar pero sigo excitado. Pretendo inundar la cama con el divino líquido mocoso blanco. Ay! Dios!! Que placer!! No grito, estoy callado. Sigo sudando, cada vez más. Río, pero en silencio. En mi cabeza dan vueltas muchas sensaciones placenteras. Basta! Ay! No aguanto mas, necesito acabar ahora. Huelo el perfume de Sara. Me imagino que es una geisha y esta encima mió. Esta calentura aumenta. Gotas caen de mí. No solo empapo la almohada, parte del colchón se humedece. El temor porque ella despierte no me perturba. Si!! Debo morir rodeado de semen. Por favor!! Uf!. Que linda sensación. Me siento cansado, agotado, consumido, muerto. Hace tiempo no vivía algo así. Soy otro. Ya estoy grande y tengo mi propia mujer, mi hermosa mujer. Pero una paja es magnifica. Solo uno sabe hacerla como gusta.
Voy a despertar a Sara:
-Hermosa, ¿vamos a comer? Ya prepare todo y esta sobre la mesa del comedor, ¿te despertas?
-mmm…bueno, ahí voy.- responde ella con un poco de voz ronca.
Conviene dejarla dormir. Esta agotada. Voy a la mesa y sirvo en mi plato una milanesa con un poco de ensalada. Prendo la tele y disfruto de de mi comida.

escrito por mi.

No hay comentarios: